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viernes, 19 de abril de 2013

La música activa un centro de ‘compras’ en nuestro cerebro

Además del placer generado por la dopamina, que es un neurotransmisor de recompensa, se activa una zona llamada núcleo accumbens. Ese sector también ayuda a predecir hechos






Cuando la leyenda del jazz John Coltrane escuchó por primera vez a Charlie Parker tocar el saxofón, la música lo golpeó "entre los ojos". Según los neurocientíficos, Coltrane tenía toda la razón. Cuando escuchamos la música que nos gusta, aunque sea por primera vez, una parte del sistema de recompensa del cerebro, llamada núcleo accumbens, determina cuánto valoramos la canción, e incluso ayuda a predecir lo que se está dispuesto a pagar por un nuevo tema. Los resultados ayudarán a comprender por qué los humanos atribuyen tanto valor a las secuencias abstractas de las ondas sonoras.

Algo más que dopamina

La neurocientífica Valorie Salimpoor escuchó una vez la Danza Húngara No. 5 de Johannes Brahms mientras conducía. La música la conmovió tan profundamente que tuvo que detenerse. Así empezó su investigación.

Vigiló cómo los cerebros de los voluntarios reaccionaron a la música mediante resonancia magnética. Varias regiones del cerebro se activaron cuando descubrieron una nueva canción que les gustó, pero solo la actividad en el núcleo accumbens estaba bien relacionada con la cantidad que los participantes estaban dispuestos a pagar. El núcleo accumbens es responsable de las sorpresas agradables o del ‘error de predicción positiva’, como los neurocientíficos la llaman.

Nuestros cerebros están adaptados a la utilización de patrones, tales como la estructura de la música, para predecir el futuro. Hacemos predicciones sobre cómo debe desarrollarse un tema musical aunque no lo conozcamos.

Estas predicciones se basan en la experiencia musical pasada, así que los fans de la música clásica tendrán diferentes expectativas que los devotos del punk. Pero cuando la música resulta mejor de lo que el cerebro esperaba, el núcleo accumbens desencadena el deleite. La conclusión del estudio: el núcleo accumbens trabaja en conjunto con el reconocimiento de patrones y con los centros de pensamiento de orden superior para asignar valor a la música

La melodía influye más que las letras
Vinod Menon, un neurocientífico cognitivo de la Universidad de Stanford (California), se pregunta si la presencia de las letras de algunas canciones introdujeron en el estudio variables que producían confusión. "No sabemos si se trata de los sonidos musicales o de los componentes lingüísticos los que desencadenaron algunos efectos", dice. Salimpoor responde que algunas investigaciones anteriores mostraron efectos cerebrales similares al usar solo la música instrumental. Las letras, dice, no parecen introducir sesgos o influencia en las decisiones de compra del oyente. En el futuro, Salimpoor investigará otra zona del cerebro: la circunvolución temporal superior. Ella tiene como objetivo descubrir cómo esta región, que almacena un registro de los sonidos que hemos escuchado, da forma a nuestras futuras preferencias musicales.

Claves

Algunos pasos en el estudio



1 En 2011, los investigadores Robert Zatorre y Valorie Salimpoor demostraron que la dopamina es la responsable de los ‘escalofríos’ al escuchar música.

2 La dopamina aumenta en los centros de placer durante los pasajes clave de la música favorita.

3 El neurotransmisor también aumentaba un momento antes de un pasaje favorito, como si el cerebro anticipara el crescendo que se acercaba.

4 El estudio nació de una pregunta: ¿Se debe la respuesta de la dopamina a la música o al apego emocional de quienes la escuchan?

5 Para responderse, reclutaron a 19 voluntarios y voluntarias que compartían los gustos por la música. La indie y la electrónica resultaron las más populares.

6 Tocaron muestras de 30 segundos de 60 canciones que los participantes nunca habían oído antes.

7 Con una interfaz similar a iTunes, los voluntarios pujaron por las canciones, desde un precio equivalente a Bs 15.

8 Para hacer el experimento más realista, los participantes utilizaron su propio dinero para comprar.

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