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lunes, 22 de abril de 2013

Comprueban que insecticidas de uso común desorientan a abejas europeas

Apicultores y científicos europeos están alarmados por la mortandad masiva de abejas, y acusan a pesticidas e insecticidas en la agricultura. “Hemos encontrado montones de abejas muertas cerca de sus colmenas en prácticamente todas las regiones de España, pero en particular en Valencia y en Cataluña”, dijo a Tierramérica el responsable de la Coordinadora de Organizaciones de Agricultores y Ganaderos, José Luis González.

La mortalidad anual de las abejas oscila entre 5 y 10% en condiciones normales. “Pero en España estamos observando tasas de entre 25 y 30%”, agregó.

Christopher Connolly, profesor de genética molecular de la escocesa Universidad de Dundee e investigador de la conducta de las abejas, dijo a Tierramérica que “lo mismo pasa en Gran Bretaña”.

El fenómeno coincide con una experiencia de laboratorio realizada por científicos franceses, liderados por Mickaël Henry, del Instituto Nacional de Investigación Agronómica, con sede en la ciudad de Aviñón.

Este grupo colocó microprocesadores en el tórax de más de 650 abejas para controlar, mediante sensores electrónicos, su comportamiento individual.

“A la mitad de las abejas las alimentamos con una solución de azúcar con una dosis muy baja de insecticida, comparable a la cantidad a la que podrían verse expuestas en su actividad diaria de recolección de néctar en un cultivo tratado con insecticidas”, dijo Henry a Tierramérica.

La otra mitad del grupo recibió una solución de azúcar sin insecticida. Henry y sus colaboradores liberaron a los insectos a un kilómetro de su colmena.

Comparando el porcentaje de abejas de cada grupo que volvieron a la colmena, los investigadores observaron una tasa significativa de no retorno, consecuencia de la desorientación provocada por la intoxicación con una dosis baja del insecticida.

El insecticida utilizado fue el tiametoxam, de la familia de los neonicotinoides y que se emplea para proteger cultivos de ciertas plagas, especialmente a través del recubrimiento de semillas.

“Un dato importante es que la dosis de tiametoxam que usamos es muy baja y en sí misma no es mortal para las abejas”, explicó el investigador. “Su efecto es indirecto, al reducir sustancialmente la capacidad de orientación, impidiéndoles regresar a sus colmenas a pesar de que se hallaban en un radio relativamente reducido”.

Apicultores, ambientalistas y científicos consideran desde hace años que los neonicotinoides son una de las causa s no naturales más importantes de la mortandad de abejas.

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