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domingo, 25 de noviembre de 2012

La bióloga cruceña Érika Cuéllar Soto recibirá el martes 27 de noviembre el premio internacional Rolex 2012

La bióloga cruceña Érika Cuéllar Soto recibirá el martes 27 de noviembre el premio internacional Rolex 2012, que cada dos años entrega fondos a proyectos que mejoren la vida o la protección del patrimonio natural y cultural del mundo. Cuéllar ha sido merecedora de ese galardón por su exitoso trabajo en la formación de técnicos en Biología (parabiólogos) de origen guaraní, ayoreo y chiquitano que viven y trabajan en el Chaco boliviano. Con el dinero del premio, ella pretende extender el proyecto a Paraguay y Argentina.
La bióloga también ha sido una de las principales investigadoras de los mamíferos del Chaco y en especial del guanaco chaqueño, una especie en peligro de extinción. Antes de partir a recibir el premio, Cuéllar conversó con EXTRA.

- ¿Cuándo y cómo fue que decidió estudiar Biología? ¿No la miraron raro cuándo eligió esta carrera?
-Decidí estudiar Biología porque en ese tiempo era lo más cerca a lo que me hubiese gustado estudiar, que era medicina. Me parecía una carrera con mucho futuro, porque era relativamente nueva y muy diversa en cuanto a las posibilidades de especialización. Recuerdo que mi familia estaba muy contenta de saber que iniciaría una carrera universitaria. Siempre tuve el apoyo incondicional de mis padres.

- ¿En Bolivia se sigue viendo al biólogo como un ‘bicho extraño’?
- No creo que sea así en estos tiempos, dado que se habla mucho de conservación y la televisión ha ayudado también a mostrar lo que los biólogos hacen por lo menos en otras partes del mundo. Entonces no es una carrera totalmente desconocida.

- ¿Es una profesión que puede ser rentable?
-No es una profesión con la cual vas aumentar tu capital como si tuvieses un negocio o una carrera lucrativa. Sin embargo, es una carrera que te brinda grandes satisfacciones, pero también grandes desafíos y para mí eso vale más que tener un gran capital económico.

- ¿Por qué decidió concentrar gran parte de sus investigaciones en el Chaco y no en otras regiones del país?
- Fue mi primer trabajo luego de terminar mi carrera y el Chaco me fascinó por su combinación de riqueza biológica y gente viviendo en esta zona. El Chaco es único en cuanto biodiversidad y además las prioridades de estudios y conservación eran más urgentes que en cualquier otra zona. Me gustaría trabajar en otras regiones del país, pero por ahora creo que necesitamos consolidar algunos temas en el Chaco.

-¿Por qué le interesaron los guanacos?
-El guanaco es la especie de mamífero con mayor amenaza de extinción en el país. Además el guanaco ilustra muy bien varios problemas de conservación relevantes a otras especies, lo que para un investigador es importante. Y una vez más yo decidí enfocar mis esfuerzos en una prioridad de conservación.

- ¿Por qué vale la pena su conservación?
- Porque es una especie que forma parte integral de un ecosistema y su extinción causaría un desequilibrio en este sistema. Sería una pena perder otra especie de mamífero en el país, pues ya nos pasó con la Chinchilla. La conservación de cada especie es fundamental aunque como seres humanos no podamos sentir que aprovechamos directamente de este beneficio. Es simplemente practicar el respeto por la naturaleza.

- ¿Qué experiencias personales le ha dejado trabajar con parabiólogos?
- El trabajo con los parabiólogos ha sido fabuloso. He encontrado jóvenes con una gran capacidad de trabajar, estudiar y llevar a cabo investigaciones ecológicas. Yo creo que como bióloga adquirí experiencias maravillosas pues he tenido la oportunidad de conocer, aprender y trabajar con estos conocedores del monte. Además el contacto con sus comunidades y familias es algo impagable en la experiencia de un profesional al cual le importa la gente.

- En el proyecto para biólogos desarrollado en Bolivia habían personas de distintos pueblos indígenas ¿Eso no provocó fricciones? ¿No era mejor adaptar las enseñanzas para cada grupo étnico?


- Este tema fue un desafío al principio, pero no un problema durante el curso. Los jóvenes trabajaron muy bien y hubo mucho respeto entre ellos. Incluso se ayudaron mutuamente. Luis Chiqueno, de una comunidad ayorea, fue un ejemplo para todos, pues no leía ni escribía en español pero era increíblemente rápido para aprender el manejo del GPS y la computadora. Luis se hizo ayudar con su esposa, quien habla español, en los exámenes y venció todos los módulos. Creo que nos hace falta humildad para darnos cuenta de que otras personas con menores oportunidades son igual de capaces.

Al final del curso cada uno tenía herramientas que podrían ayudar a implementar proyectos en sus comunidades. Es decir, que el aprendizaje de ciertos temas fue común pero la aplicación sería dada específicamente en cada zona.
Al graduarse los parabiólogos llevaron en sus camisas los diseños de sus pueblos, es decir teníamos tres diseños que los representaban y esto fue iniciativa de ellos.

- ¿Se ha logrado la inserción de mujeres en el proyecto?
- Aún no, aunque sí hubo una parabióloga que ahora es guardabosque. Pero aún no logramos la integración real de mujeres.

- ¿Los parabiólogos pueden ser el primer paso para tener en el futuro biólogos indígenas?
- Sí, ¡ya son biólogos indígenas!
- ¿Con este premio no siente que su trabajo es más valorado en el exterior que dentro del país?
- Hace un mes recibí el premio Marie Curie el cual es muy importante académicamente y muy valioso personalmente, pues fue el primero que entregaba la Academia Nacional de Ciencias de Bolivia a la mujer boliviana en la ciencia y para mí este reconocimiento es altamente valorado pues viene de mi propio país.

La formación de los parabiólogos
La idea de un proyecto para la formación de parabiólogos en el Chaco surgió años atrás, con la idea de que el conocimiento de las personas que viven en dicha región, y que saben del comportamiento de los animales y las plantas, sean valoradas y sean ellos los principales encargados de su conservación. El proyecto de Cuéllar se concretó luego de discusiones con miembros de la universidad de Inglaterra, donde la bióloga realizaba una maestría y con Alan Hesse, biólogo conservacionista que vive casi dos décadas en el país.
El proyecto obtuvo financiamiento al ser seleccionado por la fundación británica Whitley Fund for Nature en 2007.
La capacitación se inició en abril de 2008 en el campamento Guanaco, a 200 kilómetros de Charagua, y fueron seleccionados 17 de 33 postulantes. El proyecto propone un entrenamiento teórico-práctico en el campo de la biología y de la conservación, tiempo en el que son guiados por parabiólogos con experiencia y profesionales invitados de otras áreas como veterinarios, expertos en sistemas de información geográfica, turismo y otros


Debe saber

- Érika Cuéllar Soto nació en Santa Cruz de la Sierra el 9 de diciembre de 1971. Estudio su licenciatura en Biología en la Universidad Autónoma Gabriel René Moreno, de donde egresó en 1994. Tiene un doctorado del Departamento de de Zoología de la Universidad de Oxford (Inglaterra) , Maestría en Conservación de la Vida Silvestre de la Universidad de Kent, Canterbury (Inglaterra) y es autora de diversos documentos científicos.

- El proyecto Kaa-Iya liderado por la Capitanía del Alto y Bajo Isoso (CABI) y la Sociedad para la Conservación de la Vida Silvestre (WCS-Bolivia) ha tenido la experiencia de casi 10 años trabajando con parabiólogos. Esa experiencia, en la que Érika Cuéllar estuvo activamente involucrada, le dio la seguridad a la bióloga de desarrollar una propuesta y lanzarla como un modelo de integración de comunidades indígenas en la investigación y conservación de recursos naturales.

- Los parabiólogos bolivianos serán los encargados de enseñar en guaraní a sus similares de Paraguay. El primer objetivo del proyecto es salvar las poblaciones de guanacos aisladas y constantemente amenazadas que todavía existen en la región del Chaco, que abarca territorio boliviano, paraguayo, argentino y en menor medida de Brasil.



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