jueves, 25 de julio de 2013

Manipulan genéticamente a un gusano para que le crezca la cabeza tras ser decapitado

Investigadores del Instituto Max Planck consiguen que una planaria regenere su cabeza completa, incluido el cerebro, una capacidad que antes no tenía.


Animales como las lagartijas, salamandras, el pez cebra o los ajolotes son capaces de regenerar partes de su cuerpo después de ser amputadas, y completamente funcionales. Ciertas especies de planarias o gusanos planos son unos maestros en el asunto, e incluso recuperan su cabeza, cerebro incluido, tras una decapitación. Por qué algunos seres tienen esta increíble capacidad y otros no es todo un misterio.
Investigadores del Instituto Max Planck de Biología Molecular, Celular y Genética de Dresde (Alemania) se propusieron descubrir si ese poder de regeneración puede activarse de alguna manera. En el proceso, encontraron un interruptor molecular crucial que decide si el gusano plano Dendrocoelum lacteum puede regenerar su cabeza o no, y modificaron la circuitería genética de la criatura de tal forma que restauraron plenamente su potencial de regeneración. Volvió a salirle una cabeza completa después de ser decapitado, algo de lo que antes no era capaz.
Jochen Rink, líder del grupo de investigación, estudiaba el gusano Schmidtea mediterranea, conocido por sus excelentes capacidades regenerativas y por lo tanto un modelo muy popular en los laboratorios. «Podemos reducir el gusano a 200 trozos y 200 nuevos gusanos saldrán a partir de cada pieza», explica. Pero el equipo de Rink puso un gusano diferente, el Dendrocoelum lacteum, bajo el microscopio. A pesar de que es un primo cercano del primero, se había demostrado que el nuevo era incapaz de regenerar su cabeza. Algo les hacía diferentes.
Cortado desde la cola
El investigador buscó una respuesta entre los genes de las dos especies, concentrándose en la llamada vía de señalización de Wnt. Al igual que una conexión por cable entre dos ordenadores, las vías de señalización transmiten información entre las células. Los científicos inhibieron el transductor de la señal de la vía Wnt y eso hizo que las células del gusano creyeran que la vía de señalización se había cambiado a «off». Consecuentemente, el Dendrocoelum lacteum era capaz de regenerar una cabeza completamente funcional tras una decapitación, incluso cuando era cortado desde la cola.
La regeneración de una cabeza completa con el cerebro, los ojos y todo el «cableado» parece un asunto evidentemente complicado. «Pensamos que tendríamos que manejar cientos de diferentes conmutadores para reparar un defecto de la regeneración, y ahora hemos aprendido de que a veces solo es cuestión de unos pocos nodos», dice Rink. Este conocimiento quizás pueda ser aplicado en el futuro a organismos más complejos y, quién sabe, quizás algún día a los seres humanos. «Hemos demostrado que comparando especies relacionadas, podemos obtener información sobre por qué algunos animales se regeneran mientras que otros no lo hacen, lo que es un primer paso importante».

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