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martes, 23 de julio de 2013

El miedo a las alturas puede venir de la visión

Nada se interpone en el camino de un bebé cuando aprende a gatear y quiere algo. Si está en una superficie elevada y en un descuido se cae, el golpe no evitará una segunda caída (o varias más). En sus primeros meses de vida no le tiene miedo a las alturas. Pero a medida que el tiempo pasa, empiezan a mostrar cautela. ¿Cómo se explica ese cambio? Un estudio publicado en la última edición de la revista Psychological Science afirma que la clave está en la locomoción; es decir, en la acción que se realiza al trasladarse de un punto a otro. Un elemento fundamental en este aspecto, según la investigación, es la "propiocepción", que se define como la percepción visual que tiene el individuo de su propio movimiento. Los expertos concluyeron que la visión periférica juega un papel muy importante en el desarrollo del miedo a las alturas después de haber hecho experimentos con bebés que gateaban y con otros que todavía no habían aprendido. Uno de los ejercicios realizados consistió en introducir a los pequeños que no gateaban en go-karts (pequeños vehículos de cuatro ruedas) que el equipo manejaba con un control similar a los de juegos electrónicos.

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