lunes, 18 de marzo de 2013

Los ácaros

En la biología evolucionaria está profundamente arraigada la suposición de que no se puede ir hacia atrás: una vez que un organismo ha evolucionado características especializadas no puede retornar al estilo de vida de sus ancestros.

Existe un nombre para esta idea generalizada. La Ley de Dollo afirma que la evolución es unidireccional e irreversible. Pero esta ‘ley’ no tiene aceptación universal y es motivo de debate entre los biólogos.

Ahora un equipo investigador dirigido por dos biólogos de la Universidad de Michigan ha usado un estudio genético de gran escala del humilde ácaro del polvo hogareño para descubrir un ejemplo de evolución reversible que viola la ley de Dollo.


De la casa al laboratorio

El estudio muestra que los pequeños ácaros que viven libres en el polvo hogareño y que medran en los colchones, sofás y alfombras de las casas aún más limpias, evolucionaron de parásitos que, a su vez, evolucionaron de organismos que vivieron libres -es decir sin relación parasitaria- hace millones de años.

“Todos nuestros análisis demostraron de manera concluyente que los ácaros del polvo de las casas han abandonado el estilo de vida parasitario convirtiéndose en organismos que viven libres, y luego se especializaron en varios hábitats, incluido el humano”, según Pavel Lkimov y Barry O’Connor, del Departamento de Ecología y Biología Evolucionaria de la UM.

Los ácaros son arácnidos relacionados con las arañas (ambos tienen ocho patas) y se cuentan entre los animales más diversos de la Tierra. Los ácaros del polvo doméstico, miembros de la familia Pyroglyphidae, son la causa más común de los síntomas de alergia en los humanos y afectan a unos 1.200 millones de personas en todo el mundo.

A pesar de su impacto enorme en la salud, las relaciones de evolución entre estas criaturas son poco conocidas.



Los primeros ‘libres’ vivían en los nidos

Hay pocas dudas de que los primeros ácaros del polvo que vivían libres habitaban los nidos de las aves y las guaridas de los mamíferos, hábitat principal de todas las especies modernas que viven libres en la familia Pyroglyphidae. Klimov y OConnor sugirieron que una combinación de varias características de sus ancestros parasitarios desempeñó un papel importante para permitirles que abandonaran la vida parásita permanente: la tolerancia a la escasa humedad, el desarrollo de poderosas enzimas digestivas que les permitió alimentarse de piel y materiales queratinosos (que contienen la proteína qeratina que se encuentra en el cabello y las uñas humanas).

Quizá cambiaban constantemente de anfitrión. Pasaron a las casas humanas desde los nidos y guaridas cercanas. Así se convirtieron en la mayor causa de alergia.




Pequeña gran molestia


Genética y matemática
Los investigadores elaboraron un árbol evolutivo detallado y análisis estadístico para probar la hipótesis de la ecología ancestral de los ácaros.

Parásitos cercanos
En el árbol filogenético los ácaros aparecen dentro de un linaje de ácaros parásitos a tiempo completo de aves y mamíferos (que jamás abandonan el cuerpo de sus anfitriones).

Cambio rápido
Los parásitos desarrollan rápidamente mecanismos muy especializados para la explotación de un anfitrión.

Primos cercanos
Los ancestros parasitarios inmediatos del ácaro incluyen los ácaros de la piel: los de la sarna en el ganado y los de la oreja en perros y gatos.

Pierden genes
Al especializarse para aprovechar al anfitrión, los ácaros parasitarios pierden genes y la capacidad de vivir fuera del cuerpo del anfitrión.

Trabajo sostenido
El estudio, que empezó en 2006, se publicará el próximo mes. Se recolectaron 700 especies de ácaros para el estudio. Se realizó la secuencia de los mismos cinco genes nucleares en cada especie.

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