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viernes, 26 de octubre de 2012

El tono musical perfecto se lleva en los genes

Las personas que entonan la voz perfectamente podrían estar dotadas de su propio “afinador” que les permite cantar una nota específica sin escuchar un tono de referencia, según un estudio presentado esta semana.

Los investigadores, que presentaron el estudio durante la reunión anual de la Sociedad Acústica Estadounidense, en Kansas City (Misuri), señalaron que se precisan más trabajos para determinar si el “tono perfecto” es consecuencia de los genes o deriva del aprendizaje de un instrumento o el canto.

Otros estudios anteriores han señalado una conexión entre la educación musical temprana y las probabilidades de que una persona desarrolle el “tono perfecto”, conocido también como el oído absoluto.

Ésta es la habilidad para identificar una nota por su nombre sin la ayuda de una nota referencial, o la capacidad de producir exactamente una nota solicitada (cantando) sin referencia alguna. Esta capacidad está relacionada con la memoria auditiva (la capacidad de recordar ciertos sonidos). El artículo señala que esta conexión es más clara en quienes hablan lenguajes tonales como el mandarín.

Las personas que hablan castellano o inglés u otros lenguajes no tonales tienen menos probabilidades de desarrollar el oído absoluto, aun si están expuestas temprano en su vida a una educación musical amplia.

“Nos hemos preguntado si el tono perfecto es resultado de la naturaleza o de la crianza”, dijo Diana Deutsch, profesora de psicología en la Universidad de California, en San Diego.

“Algo que está claro es que los individuos con instrucción musical que hablan un lenguaje no tonal pueden adquirir el oído absoluto, pero sigue siendo un talento notablemente raro”, añadió la investigadora.

“Lo que no está tan claro es por qué la mayoría de las otras personas, con una instrucción musical equivalente, no adquieren esa capacidad”.

Los investigadores observaron a 27 adultos que hablan inglés, siete de los cuales poseen el oído absoluto. Todos los participantes habían iniciado la instrucción musical extensa antes de los seis años de edad.

Los científicos probaron la capacidad de memoria de los sujetos usando una prueba conocida como el “ancho de dígitos”, que mide cuántos dígitos puede retener en su memoria una persona y repetirlos de inmediato de manera correcta. Para ello presentaron los dígitos de manera visual o auditiva.

Para la prueba auditiva, los sujetos escucharon los números por medio de audífonos y para la visual se presentaron los dígitos de manera sucesiva en el centro de una pantalla de computadora. Las personas con oído absoluto superaron sustancialmente a las otras en la porción auditiva de la prueba.

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