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domingo, 14 de octubre de 2012

El doctor ruso Brukhonenko, ¿logró o no la resurrección de animales?

Se trata de uno de los videos “científicos” más desconcertantes (y sorprendentes) de toda la historia médica. Es un documental grabado en 1940, pero su antigüedad no debe llevarnos a engaño. Lo que aparece en él es absolutamente delirante y espectacular.

Un grupo de científicos soviéticos, liderado por el célebre doctor Sergei Brukhonenko, ganador del ilustre premio Lenin, realiza en él una serie de experimentos de reanimación en los que se consigue, ni más ni menos, devolver la vida a un perro al que, previamente, se había dejado morir desangrado. ¿Verdadero o falso? Hoy, más de 70 años después, la polémica continúa. En todo caso, las imágenes no son aptas para espíritus sensibles ni estómagos delicados.

El año 1939, el doctor Sergei Brukhonenko, del Instituto de Fisiología Experimental y Terapia de la Unión Soviética, empezó (al parecer) una serie de controvertidos experimentos con el objetivo de reanimar organismos sin vida. En plena época estalinista se trataba de demostrar que la ciencia en la URSS no tenía límites, ni siquiera los que impone la propia naturaleza. Este video de casi 20 minutos, realizado en 1940 y que resume algunos de aquellos trabajos, fue presentado por primera vez en 1943 ante científicos norteamericanos en el hotel Waldorf Astoria, de Nueva York.

Y desde luego causó sensación. En él se observa cómo Brukhonenko y su equipo reaniman primero un corazón, luego la cabeza decapitada de un perro y finalmente un animal completo.

El documental fue presentado y narrado (en su versión en inglés, la única que ha llegado hasta nosotros) por John Burdon Sanderson Haldane, uno de los padres, junto con Alexander Oparin, de las modernas teorías sobre el origen de la vida. Sin embargo, la opinión generalizada es que tanto el video como los experimentos en sí son falsos y que todo formó parte de una elaborada campaña del aparato de propaganda soviético para impresionar al mundo con sus supuestos logros.

En el documental, Brukhonenko materializa sus “milagros” gracias a una serie de mecanismos artificiales de circulación de sangre y oxígeno, a los que, por cierto, se debe en gran parte la existenca de las modernas máquinas que hoy se utilizan en los hospitales para mantener vivos a los pacientes durante el trasplante de órganos vitales. La “estrella” del video, el dispositivo que permite a los científicos soviéticos traer de nuevo a la vida a un perro clínicamente muerto, es el así llamado “autojector”.

Al principio del video, los científicos consiguen que el corazón de un perro vuelva a latir sobre una bandeja, para pasar después a la cabeza del animal, que se mueve y “funciona” (durante horas, dice el locutor) a pesar de estar totalmente separada del cuerpo.

Los investigadores demuestran cómo la cabeza del perro es capaz de responder a estímulos externos, tanto visuales como auditivos o incluso gustativos.

Le toca después el turno al “autojector”, cuyo objetivo principal no es devolver la vida a órganos aislados, sino a organismos completos. La ingeniosa máquina, con sus tubos y sistemas de bombeo, es capaz de sustituir eficazmente y de forma artificial las funciones del corazón y los pulmones, aportando al organismo la sangre y el oxígeno que necesita.

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