lunes, 24 de junio de 2013

Tres académicos de Oxford quieren ser congelados y volver a la vida en el futuro

Mucho se ha especulado en la literatura especializada y en la ciencia ficción sobre las probabilidades de que una persona congelada sea revivida.

Pero el debate sobre la criogenia toma otro giro cuando tres académicos de un prestigioso instituto de la Universidad de Oxford, en Inglaterra, aseguran que pagarán para que cuando mueran sean congelados y volver a la vida en el futuro.

Se trata del profesor de filosofía Nick Bostrom y de su colega investigador Anders Sandberg, del Instituto del Futuro de la Humanidad de la Oxford Martin School.

The Sunday Times informó que los dos académicos quieren que sus cabezas sean congeladas cuando sean declarados muertos. A ellas se les inyectarán una combinación de sustancia químicas anticongelantes y se les preservará en nitrógeno líquido a una temperatura de -196 grados centígrados. Su colega Stuart Armstrong quiere que su cuerpo entero sea congelado.

“Mi esperanza es que quizás en 100 o 200 años la sociedad habrá desarrollado las tecnologías para revivirme y curarme de lo que me haya causado la muerte”, le dijo Sandberg al diario. “Me despertaré en un mundo completamente nuevo y eso me parece muy emocionante”.

Preservar

Aunque el mundo de la ciencia se mantiene escéptico ante la posibilidad de que una persona pueda volver a la vida tras ser congelada, Bostrom prefiere no descartar opciones.

Según el diario, tanto Bostrom como Sandberg firmaron un acuerdo con la compañía estadounidense Alcor, fundada en 1972. Los dos académicos han acordado pagar alrededor de 80.000 dólares.

“La Fundación de Extensión de la Vida Alcor es líder mundial en criogenia y en investigación y tecnología criogénica. La criogenia es la ciencia de usar temperatura ultrafría para preservar la vida humana con la intención de restaurar la buena salud cuando la tecnología esté disponible”, señala Alcor en su página web.

Críticas

En abril, Alcor anunció que cuenta con 117 “pacientes” congelados. La criogenia comenzó en Estados Unidos en 1967, cuando el doctor James Bedford se convirtió en la primera persona en ser preservada tras su muerte. Los primeros servicios comerciales empezaron en los años 70.

Muchos científicos y doctores insisten en que la criogenia es una práctica errónea.

El profesor de la Universidad de York, en Inglaterra, David Pegg lo advertía en 2002 en conversación con la BBC. “La criogenia es una fantasía, no está basada en evidencia alguna ('). El problema de la criogenia es que toma a alguien que está muerto y lo congela de una manera que destruye las células del cuerpo”.

El profesor Pegg indicó que la criogenia es la última versión de recurrentes manifestaciones culturales a lo largo de la historia. Un ejemplo de ellas es la momificación en la civilización egipcia que tenía en la mira la vida después de la muerte.

“Lo problemático de la manifestación actual es que es presentada como una actividad científica, cuando realmente no lo es”, dijo el experto.

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Beber yerba mate tiene beneficios para la salud
Una manera de combatir el colesterol es consumir mate, la bebida tradicional argentina, según han demostrado científicos de la Universidad de Illinois (EEUU). La infusión aumenta los niveles de colesterol “bueno” en cualquiera de sus 84 variedades conocidas, juega un papel cardioprotector y, curiosamente, también tiene un efecto devastador sobre las células causantes de cáncer de colon, que se suicidan cuando se les añade el brebaje in vitro. Lo último se debe al ácido cafeoilquinico, que daña el ADN y provoca que las células inicien un proceso de muerte inducida o apoptosis.



Explican una posible causa de la muerte de Mozart
Mozart murió en 1791 cuando tenía sólo 35 años. William Grant, físico retirado de la NASA, y el investigador Stefan Pilz hallaron una posible explicación a las frecuentes infecciones del músico: la deficiencia de vitamina D. Esta vitamina es un nutriente esencial para la salud ósea, se ingiere en pescados como el salmón, y también se produce de forma natural cuando el cuerpo se expone a los rayos ultravioleta (UV-B) del Sol. Mozart, que vivía en una zona de Austria bastante “oscura”, y que además trabajaba de noche y dormía durante el día se exponía mínimamente a la luz solar.

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