lunes, 25 de febrero de 2013

Nanopartículas de oro

Según Shukla y sus colegas, en el artículo escrito el año 2005 titulado “Biocompatibilidad de nanopartículas de oro y su destino dentro del compartimiento endocítico celular: Una visión microscópica”, en un estudio que tuvo por objeto determinar la citotoxicidad e inmunogenicidad de las nanopartículas de oro frente a células macrofágicas, se observó que las nanopartículas de oro no son tóxicas y no dan lugar a la secreción de citoquinas proinflamatorias TNF-alfa y IL1-beta, siendo, además, internalizadas por los cuerpos lisosomales dispuestos en forma perinuclear. Estos resultados subrayan las propiedades no citotóxicas y no inmunogénicas de las nanopartículas de oro y su biocompatibilidad, corroborando su excelente potencial en nanoinmunología, nanobiotecnología y nanomedicina. (2) Facilidad de síntesis y multifuncionalidad. En palabras de Grabar y sus colegas, en el artículo escrito el año 1995 titulado “Preparación y caracterización de monocapas coloidales de oro”, las nanopartículas de oro se pueden preparar fácilmente, obteniéndose sistemas coloidales monodispersos estables con un tamaño entre uno y ciento cincuenta nanómetros y una distribución de tamaño bien controlada. En la bibliografía se recogen distintos tipos de nanopartículas de oro, preparadas utilizando diversas técnicas, que se diferencian en el tamaño, la forma y las propiedades físicas. Algunos ejemplos de estas nanopartículas de oro son: nanoesferas, nanocilindros, nanocubiertas, nanojaulas, nanopartículas y “SERS”. Las nanoesferas de oro de dos a cien nanómetros de diámetro pueden ser obtenidas por reducción controlada de cloruro de oro usando distintos agentes reductores y condiciones. Faraday fue el primero en preparar en el año 1857 oro coloidal por reducción del cloruro de oro con fósforo, atribuyendo el color rojo resultante a la obtención de partículas de tamaño muy pequeño. Años después, Mie corroboró que el color del oro coloidal es dependiente del tamaño. Desde entonces y especialmente durante los últimos años, se han dirigido importantes esfuerzos a la preparación por reducción de sales de oro, utilizando generalmente citrato como agente reductor y en presencia de agentes estabilizantes que previenen la aglomeración, de nanopartículas de oro prácticamente monodispersas y de tamaño controlado. Según Brust y sus colegas, en el artículo escrito el año 1995 titulado “Síntesis de nanopartículas de oro derivadas con tiol en un sistema líquido fase 2”, se comprobó que la relación de citrato/oro y la velocidad de adición del agente reductor pueden influir en el tamaño de las nanopartículas de oro obtenidas: Cuanto más rápida es la adición del agente reductor, más pequeñas y monodispersas son las nanopartículas de oro. (3) Propiedades fototérmicas. En la escala nanométrica, las propiedades electromagnéticas, ópticas y fototérmicas de los metales nobles difieren enormemente del las de su correspondiente producto a granel. Por ejemplo las nanopartículas de oro presentan una coloración “rojo vino” mientras que el correspondiente oro a granel es de color amarillo. Según Zharov y sus colegas, en el artículo escrito el año 2006 titulado “Nanoterapeutica fototermal y nanodiagnóstico para la eliminación selectiva de bacterias meta con nanopartículas de oro”, la peculiaridad de las propiedades ópticas y fototérmicas de las nanopartículas de oro proviene de las oscilaciones resonantes de sus electrones libres en presencia de luz, gracias a la cual las nanopartículas pueden radiar luz o absorber luz que se transforma rápidamente en calor. En efecto, las nanopartículas de oro emiten un intenso calor cuando son estimuladas con la frecuencia correcta de luz láser u otra fuente de calor; así una colección de pequeñas nanopartículas de oro puede calentar localmente un área de mil veces su tamaño, actuando como auténticos “calefactores nanoscópicos activados por la luz”. El primer proceso encuentra una gran utilidad en el diagnóstico por imágenes, la aplicación más desarrollada hasta la fecha para las nanopartículas de oro; mientras que el segundo mecanismo ha abierto grandes expectativas principalmente en el tratamiento fototérmico láser selectivo de las células tumorales, pero también en la liberación de moléculas activas “a demanda” en lugares específicos del organismo, en la destrucción de virus y bacterias y en la desnaturalización de proteínas y ácidos nucléicos.

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