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viernes, 2 de agosto de 2013

Crean la primera hamburguesa de células madre de una vaca

La Frankenburger, de nombre ciertamente poco tentador, debutará en Londres dentro de una semana y tendrá el dudoso honor de ser la primera hamburguesa enteramente producida por el hombre en un laboratorio, a partir de células madre de una vaca.

Es el primer paso en lo que promete ser una verdadera revolución en la industria alimentaria: ya no harán falta millones de animales encerrados en criaderos, lo cual será beneficioso para la agricultura y el ambiente.

Pero, por el momento, tiene costos prohibitivos: unos 384 mil dólares para realizar una hamburguesa que encierra una tecnología extraordinaria y largos años de investigación de Mark Post, científico de la universidad holandesa de Maastricht.

Se cultivaron en laboratorio células madre tomadas del músculo de una vaca. La ciencia permitió luego multiplicarlas en miles de filamentos que luego fueron unidos, creando una particular bola de carne.

Quienes la probaron comentan que el gusto no es exactamente el de la carne vacuna, sino que recuerda más bien al del molusco llamado sepia.

Y el color no es rojo, sino que tiende al gris. Aunque el proceso para realizar una sola hamburguesa por el momento es muy largo, se cree que en diez años la carne elaborada de este modo podrá llegar a los supermercados de todo el mundo.

El alcance del proyecto, detrás del cual están el Gobierno holandés y un inversor anónimo, es extraordinario. “Actualmente estamos usando el 70% de toda la capacidad agrícola para criar ganado y conseguir carne. Hacen falta alternativas”, dijo Post.

El fuerte impacto ambiental de la crianza de ganado ya se probó varias veces en investigaciones recientes.

Más aún, la carne está destinada a convertirse en un alimento de lujo si no se actúa con rapidez: según la FAO, para 2050 el consumo mundial se duplicará. Pero Post ya tiene la solución para evitar lo peor: “Mi visión es que haya un pequeño criadero de animales donantes, a partir de los cuales obtener las células madre que luego serán desarrolladas”.

Y será no sólo para la carne bovina, sino también para la pechuga de pollo y otros productos. Sólo en el Reino Unido se estima que una persona consume en promedio 85 kilos anuales de carne.

Gracias al Frankenburger y otros tipos de carne sintética se reducirá en un 99% la tierra destinada a criar ganado, y en un 96% el agua: así se emitirán entre 78 y 85% menos de gases que causan el efecto invernadero. (ANSA)

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