Buscador

domingo, 24 de enero de 2016

El cerebro genera experiencias espirituales

LA VERDADERA REALIDAD

ESTIMULACIÓN CEREBRAL

La humanidad siempre ha buscado trascender la realidad cotidiana: evadirse del mundo natural y hallar una “segunda realidad”, el ámbito que ha llamado sobrenatural.

Existen estructuras en el cerebro que cuando se estimulan son capaces de generar experiencias espirituales, místicas o de trascendencia. Según el neurocientífico Francisco J. Rubia el origen de la espiritualidad en el ser humano hay que buscarlo en los estadios alterados de consciencia que se producen durante el trance.

Estos estados que llevan al éxtasis se pueden alcanzar de manera espontánea, utilizando ciertas técnicas o ingiriendo sustancias alucinógenas, y hay investigadores que han podido, con estimulación eléctrica del cerebro, provocar experiencias espirituales.

En entrevista con EFEsalud, el catedrático emérito de la Facultad de Medicina de la Universidad Complutense de Madrid y consejero científico de la Universidad Ludwig Maximillian de Múnich, Francisco J. Rubia, explica la claves de por qué el cerebro produce espiritualidad, así como otros trances relacionados con la muerte, los animales o el orgasmo.

Miembro de la Real Academia Nacional de Medicina, su especialidad es la fisiología del sistema nervioso, campo en el que ha trabajado durante más de 40 años y en el que tiene más

de 200 publicaciones y numerosos libros, el último: El Cerebro Espiritual (editorial Fragmenta).

ESTÍMULOS ÚNICOS

Este científico sostiene que la propia realidad es “una ilusión cerebral”. Ésta es una interacción de las capacidades o predisposición genética

a una serie de estímulos externos,

que llegan a la zona de los sentidos

en el cerebro.

Este órgano cuenta con una especie

de traductores de esos estímulos

al único lenguaje que el cerebro

entiende, los llamados potenciales eléctricos.

Los colores, sonidos, gustos, etc, no están en la naturaleza, son atribuciones que el cerebro traduce. Por ejemplo, en el caso de la visión, en el mundo exterior hay determinadas ondas electromagnéticas que influyen en los receptores de la retina, en sus fotorreceptores.

Estos últimos traducen lo recibido en energía eléctrica, en potenciales eléctricos, por lo tanto los sentidos son ciegos y sordos, porque es el cerebro quien los convierte.

“Sin cerebro la persona no es nada”, sentencia Rubia, y ya lo decía el filósofo Descartes, que las cualidades secundarias “no están en los objetos sino en el cerebro: creamos los colores al ver, los olores al oler….El hombre modifica lo que percibe”.

CONDUCIR AL TRANCE

También las experiencias místicas se producen en el cerebro, concretamente en el lóbulo temporal, donde hay unas estructuras como el hipocampo o la amígdala. Cuando se estimulan eléctricamente se dan todas estas vivencias.

Hay otros caminos para estimular esta zona del cerebro, que pueden conducir al trance: consumo de alucinógenos o mediante la práctica continuada de la meditación, por

el aislamiento sensorial, mediante

la danza o el sufrimiento.

Ya, San Antonio -El Egipciaco- hace muchos siglos se iba al desierto y allí tenía sus visiones. Algunas personas las han tenido de manera espontánea... por un choque emocional.

“Las experiencias ascéticas son solo cerebrales, sin cerebro no hay nada”.

También hay un tipo de epilepsia que se localiza en la región citada del lóbulo temporal que produce éxtasis.

LA MUERTE

Además hay otras experiencias, como las cercanas a la muerte, que tienen características comunes con las experiencias místicas.

La luz blanca intensa, que dicen muchas personas que han visto cuando estaban a punto de morirse, es muy común a las experiencias místicas

y también a la ingesta de LSD.

Todos, reitera el neurocientífico, son fenómenos producidos por una estimulación de una parte del cerebro emocional y luego también está la visión de verse desde arriba, que siempre se ha entendido como una experiencia en la que el alma se sale del cuerpo.

Esto último, hoy también se puede hacer experimentalmente, mediante la estimulación de una parte de la corteza cerebral.

Para Rubia, cuando no hay una explicación natural se recurre a seres espirituales o a entidades metafísicas, como el alma, “pero todo está en el cerebro”.

¿ANIMALES MÍSTICOS?

También afirma Francisco Rubia que el cerebro emocional de los animales es muy parecido al nuestro, hay otros detalles que apuntan en la misma dirección.

Los chimpancés celebran lo que se llama la danza de la lluvia ante cataratas y/o lluvias torrenciales. Llevan

a cabo una especie de ritual que recuerda mucho a los rituales religiosos.

Teniendo un cerebro emocional muy parecido al nuestro y con este comportamiento, se puede pensar que los monos “también pueden tener experiencias místicas”.

RELACIÓN CON LA SEXUALIDAD

Efectivamente hay un éxtasis ligado orgasmo. Ha habido casos, y ello es porque las estructuras relacionadas con la sexualidad están muy cerca de las relacionadas con la mística,

y tanto el hipocampo como la amígdala tienen una relación muy estrecha con el hipotálamo; y ahí, en el hipotálamo, están las estructuras cuya excitación producen también experiencias sexuales.

Esa relación estrecha, afirma, se puede ver en el lenguaje de los místicos, que es muy erótico, en San Juan de la Cruz o en la propia Santa Teresa de Jesús.

GENES ESPIRITUALES

Francisco J. Rubia reconoce que la religión no se concibe sin espiritualidad, pero que puede haber espiritualidad sin religión. No se puede por ello negarle la espiritualidad a los ateos y/o agnósticos.

La música, la belleza y el arte producen experiencias espirituales sin duda alguna y en el libro el autor defiende que la espiritualidad es una facultad mental como cualquier otra como la inteligencia o la facilitada para la música y que hay personas mas espirituales que otras porque depende de los genes.


No hay comentarios:

Publicar un comentario