martes, 22 de agosto de 2017

Premio Nobel de Química defiende la investigación en ciencia básica

En el momento de la foto, el escocés naturalizado estadounidense Sir James Fraser Stoddart, Premio Nobel de Química en 2016, les pregunta a los fotógrafos si debe hacer cara de Sean Connery. A diferencia de su coterráneo, Stoddart todavía se está acostumbrando a la vida de celebridad que de alguna manera lleva actualmente.

En su visita a Brasil con ocasión del 46º Congreso Mundial de Química de la Unión Internacional de Química Pura y Aplicada (IUPAC 2017), el Premio Nobel dio entrevistas y firmó más de 100 autógrafos. Al final del día estaba cansado y también sumamente emocionado. “Nunca me habían recibido tan bien como acá en Brasil”, dijo.

Stoddart dividió el Premio Nobel de Quími-ca 2016 con Jean-Pierre Sauvage y Bernard L. Feringa por la concepción y la producción de máquinas moleculares o nanomáquinas, un avance que abrió el camino rumbo a los primeros materiales inteligentes del mundo.

De acuerdo con el comité del Nobel, el trío desarrolló “las más pequeñas máquinas del mundo". Esta tecnología se está empleando en la creación microrrobots y materiales que se autorreparan sin necesidad de intervención humana.

En los organismos vivos, las células ejecutan funciones con regulación de temperatura y reparación de daños igual que lo hacen las máquinas moleculares. Lo que el trio logró hacer fue replicar este tipo de funciones en moléculas sintéticas, que convierten energía química en movimiento mecánico, y así pueden ejecutar diversas tareas.

Las aplicaciones son innumerables y pueden llevar a nuevas prácticas en medicina y en tecnología de la información. O como dice Stoddart: “El Nobel de Química 2016 fue para un descubrimiento de ciencia básica apoyado sobre un desarrollo básico. Pero usted sabe que todas las máquinas que hasta ahora se han inventado llevaron a cambios increíbles en nuestras vidas”.

Stoddart es un férreo defensor de la investigación básica. “Los jóvenes deben encontrar problemas difíciles para luego solucionarlos, sin preocuparse con su aplicación”. Tras recibir el galardón, Stoddart se abocó a la creación de una startup de minería de oro: con las máquinas moleculares será posible separar el oro sin emplear contaminantes y de un modo mucho más económico.

Mientras tanto, el investigador viaja por el mundo para dictar conferencias y reunirse con investigadores más jóvenes. En el día de la ceremonia del Nobel, en Suecia, sus hijas, sus nietos y sus yernos estuvieron presentes e hicieron una especie de cobertura en vivo por Twitter, con varias fotos del viaje en familia.

En uno de los tuits, una de sus hijas subtituló la foto de Stoddart en traje de gala escocés y con el celular en la mano: “En la víspera de su conferencia @NobelPrize, @sirfrasersays, adicto a 'twitter'”, escribió. Y en efecto, el científico está encantado con esta herramienta que descubrió hace pocos meses. “Es una muy buena manera de llegar a varias personas, fundamentalmente a las personas más jóvenes, y a lo mejor puedo inspirarlas. Sé que los cambios son las únicas formas de sobrevivir”, dijo.

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