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sábado, 4 de marzo de 2017

Sensor digerible. La batería se carga con el ácido del estómago



Científicos del Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT), en EEUU, desarrollaron un nanosensor digerible (pila eléctrica o celda voltaica) que puede medir la temperatura o llevar un medicamento dentro del cuerpo. Este dispositivo tiene una pila que usa los jugos gástricos como medio para la corriente eléctrica entre los dos electrodos.

Así, el sistema puede generar suficiente energía para alimentar pequeños sensores o dispositivos de suministro interno de fármacos que puedan residir en el tracto gastrointestinal durante largos periodos de tiempo.

Este nuevo avance podría llevar a una nueva generación de píldoras electrónicas ingeribles que algún día podrían dar lugar a formas novedosas de vigilar la salud de los pacientes y/o tratar enfermedades. Este tipo de energía ofrece una alternativa más segura y de menor costo a las baterías tradicionales usadas ahora para energizar tales dispositivos.

Este dispositivo fue probado durante una semana en el aparato digestivo de varios cerdos. El prototipo, tipo cilindro, mide 4 centímetros de largo y 1,2 centímetros de diámetro.

La idea de tener sensores diminutos que viajen por el cuerpo con fármacos llevados hasta el punto de la infección y liberados a demanda se ha visto truncada por un problema: la batería.

¿Cómo hacer que funcionen estos nano sensores sin las pilas de 'botón' y sin riesgo de contaminación por materiales tóxicos de los que están hechas estas baterías?

Este invento creó una nueva opción, que sea el propio cuerpo el que ayude a generarla.

Su investigación, que lleva años, estudió sensores digeribles que pueden medir la respiración y el ritmo cardíaco desde el tracto digestivo, pero necesitaban una fuente de energía. Mejor aún si era interna.

Por eso, cuando la encontraron en los jugos gástricos estudiaron su composición: ácido clorhídrico, sales como cloruros de potasio y de sodio, mucho moco y agua. Ésa es la base para crear la pila eléctrica.

Según Giovanni Traverso, coautor de esta cápsula experimental e investigador del Instituto Koch de investigación sobre cáncer del MIT, el sistema que usan tiene muchas similitudes con "la pila de limón con la que se experimenta en las clases de ciencias de secundaria".

Traverso explicó que en su dispositivo, el fluido gastrointestinal sirve como electrolito "entre los dos electrodos de cobre y zinc que representan el cátodo [polo negativo] y el ánodo [polo positivo]".

La batería de los científicos del Koch, fue ensayada en cinco cerdos. En todos los casos alimentó los circuitos de la cápsula durante varios días, en alguno más de una semana, enviando datos de temperatura cada 12 segundos de media hasta la base exterior.

Este tipo de energía podría ofrecer una alternativa más segura y de menor costo a las baterías tradicionales usadas ahora para alimentar tales dispositivos, dicen los investigadores.

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