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sábado, 24 de octubre de 2015

¿Por qué las hojas cambian de color?

En el otoño las hojas de los árboles se vuelven marrones, amarillas o rojas, esto se debe a que la ausencia de luz de sol en las hojas provoca que cambie la producción de sus pigmentos.

Las plantas, para crecer y desarrollarse, llevan a cabo el proceso de fotosíntesis. Gracias a la luz del Sol, convierten el dióxido de carbono y el agua en azúcares. La energía es capturada por la clorofila, un pigmento que es responsable del verde de las hojas. Los azúcares creados en el proceso se distribuyen por todo el árbol.

Por tanto, las plantas necesitan la luz del Sol y el calor para producir clorofila. Una planta que no recibe la luz solar se vuelve amarilla.

Además de clorofila, las hojas tienen unos pigmentos conocidos como carotenoides y flavonoides, que pueden darle a las hojas sus colores amarillos, naranjas y rojos. Entre ellos destacan los betacarotenos, que le dan el color naranja a las zanahorias, la luteína, que le da el color amarillo a las yemas de huevo, y el licopeno, que le da el color rojo a los tomates.

Los colores de estos pigmentos suelen pasar desapercibidos en las hojas porque la clorofila los enmascara durante el verano.

Pero cuando llega el otoño, tanto las clorofilas como los carotenoides y flavonoides se degradan, pero los pigmentos verdes lo hacen más rápidamente. Por ello, las hojas se ponen amarillentas, anaranjadas o rojizas.

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