viernes, 12 de agosto de 2016

Investigan las percepciones sinestésicas



La sinestesia es una variación de la percepción humana que se produce cuando la estimulación en un sentido, por ejemplo, el oído, desencadena una percepción en otro sistema sensorial que no ha sido estimulado directamente, por ejemplo la vista, explica la neurocientífica Helena Melero de la Universidad Rey Juan Carlos (Madrid).

Así, por ejemplo, una persona sinestésica que escucha un instrumento lo hace como sonido, pero además es capaz de ver un color, detalla Melero, quien apunta que las percepciones sinestésicas aparecen de manera involuntaria y automática, y son relativamente estables en el tiempo.

Se han catalogado 80 tipos distintos y lo habitual es que una persona sinestésica sienta varias de estas modalidades.

Según Melero, las más comunes son las que tienen que ver con el color y, dentro de este subgrupo, aquellas que vinculan letras y números con colores y las secuencias espaciales, aunque hay muchas más: las que unen tacto y color, dolor y color u orgasmo y color. Fuera de éstas, hay sinestesias que conectan palabras con sabores, sonidos con tacto o visión con sabor, señala esta investigadora del laboratorio de análisis de imagen médica de la citada universidad.

Población sinestésica

Se cree que entre un 1 y 4% de la población es sinestésica, pero artículos recientes apuntan a que el porcentaje podría aumentar: Melero publicó un trabajo en la Revista de Neurología en el que se constataba que de una muestra de 803 personas un 14% eran sinestésicas. No obstante, para corroborar esta cifra hay que seguir haciendo estudios. Lo que sí defiende Melero es que es más común de lo pensado inicialmente.

Entre los personajes conocidos que fueron o son sinestésicos están el nobel de Física Richard Feymann (veía colores en sus fórmulas), el músico Duke Ellington (timbre-color), el pintor David Hockney (música-color), el escritor Vladimir Nabokov (grafema-color) o el cantante Pharrell Williams (música-color).

El siglo XIX dejó varios ejemplos de sinestesia y, aunque la ciencia la estudia desde hace muchos años, no es hasta finales del XX, gracias a las técnicas de neuroimagen, cuando la neurociencia empieza a investigar qué pasa en el cerebro cuando hay sinestesia. Aún no se tiene claro lo que pasa, pero parece que hay un componente genético y esa genética se relaciona con los mecanismos de conectividad del cerebro. declara Melero, quien resume: la genética que afecta a cómo se configuran las vías de conexión entre diferentes áreas del cerebro estaría en la base de la sinestesia.

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